Mensaje de 1985

Mensaje del 25 de mayo de 1985

En 1985, nueve años después de  aquellas siete apariciones, un grupo de 120 personas conmemoraba el día de Pentecostés cuando la Madre Santificadora entró en la Capilla que Federico había construido por solicitud de Ella en la vereda Alto de la Virgen.  Se incrustó en su propia imagen situada en el altar y, desde allí, vieron  cuando el vidente recibió la Hostia Sagrada de manos de la Virgen. 

-   No temas. Soy la Santificadora de los hijos de mi Padre. Rezad, mucho, más profundamente de como lo habéis hecho. Ora, con los que te ayuden, por el Santo Padre.  Pues, como lobos, andan muchos hombres tras la vida del vicario de Cristo en la tierra. Y dí siempre: «Trinidad Santísima: Te pido por los que no creen.  Por los que no te adoran.  Por los que tienen el corazón árido como el desierto.  Por los que no esperan en ti ni te aman».

¡Cuánto aprietan las espinas que hay en el corazón de mi amado Jesús, y en el corazón mío, por la maldad de las almas pecadoras! Soy como paloma en tejado de casa vacía.  Porque los moradores que hay en ella, parece que no estuvieran.  En vez de darme consuelo, me lanzan piedras.  En vez de darme trigo, me dan granos vacíos.  Y en vez de agua, me dan arena.  Cuando las almas de mi Padre vienen a darme consuelo, los que deben cuidarme, me apedrean.  Que no me den nada, si no lo quieren, pero que no ahuyenten al que quiera buscarme.

Benditos sean los ancianos de mi Padre que cuidan de mis hijos. Benditos sean los que en mi advocación crean porque en la casa de mi Padre hay gloria en abundancia para todos ellos. Se obediente hijo y espera rechazos. Bendice a mi Padre.  Glorifica a mi Hijo y al Espíritu Santo. Dadme muchos rosarios con los que te ayuden, intercediendo por las almas pecadoras.  No admitas que reten tu fe.  Seré tu Santificadora, y tu Santificador mi Señor Jesucristo.  Hasta el último leñazo que te den, sopórtalo con mansedumbre, por amor a Cristo Jesús y a tu prójimo.

No hables de los secretos que te he dicho, hasta que no te lo exijan tus superiores o tu pontífice.  Pues, el primero más penitencia te pondrá.  Se obediente y sumiso.  Yo estoy con él y contigo. No temas.  Si no te lo exigen, mis palabras serán como sal que se echa en la herida.  Ora por el compromiso que tienes, y conserva la paz en tu espíritu. Mas si telo preguntan,  diles  que  por  qué  la lengua se  les  vuelve  un  nudo  para proclamarme como María Santificadora. Es que ¿acaso, después de mi Padre y de mi Hijo muy amado, no soy yo la que santifico a las almas que están para perderse?. Diles que ¿cuál es el título de todas mis advocaciones sino el de Santificadora de los hijos de mi Padre?

Si mi Padre es el Señor, yo soy su hija y, a la vez, la esposa de su Santo Espíritu:  Madre Inmaculada de su Hijo, toda sin mancha.  Así que yo soy la Santificadora del Cielo.  Si mi Hijo es el Redentor, yo soy la Co-rredentora.  Y si mi Hijo es el Santificador, yo soy la Santificadora, por gracia de mi Señor y de mi Hijo. Que algunos no se traguen la lengua para nombrarme Santificadora de todos los hombres.  Mi Padre me santificó con la presencia del Santo de los Santos en mi vientre.  Por  tanto, soy la Santificadora, a cuyo título deben honrarme.

Desde el año 1976 he mandado unos mensajes a los ministros de la Iglesia, y casi todos le dieron la espalda a la Madre de Dios.  Parece que no temen al que me envió. ¿No significa nada que haya venido como Santificadora de muchos pecadores, y mis revelaciones no tuvieron ninguna validez?. Pues bien, que miren desde el primer mensaje y se darán cuenta desde cuándo viene en desgracia vuestra tierra colombiana.  También se darán cuenta de que todos los mensajes se han ido cumpliendo, por la gracia de la Trinidad Eterna.

¿Cómo es posible que viendo como varios de mis hijos se han levantado de sus camillas, por la bondad de Cristo Jesús; y conversiones de almas pecadoras, que vuelven a frecuentar los sacramentos, y abundantes gracias que el Espíritu Santo derrama como lloviznas sobre el pueblo humilde de mi Padre; todas estas cosas, y muchas más, se han quedado en silencio como siempre?.

Benditos sean los ministros de mi Padre que han visitado mi Santuario, porque con su presencia han recibido de los dones que vine a traerles de parte de Jesucristo, para que sean más luz para los que están ciegos.  Pues para los encargados de pastorear el rebaño de mi Padre fueron mis visitas y mensajes, y todavía no los han entendido. Diles que si no consagran a Colombia a mi Corazón Inmaculado como Santificadora, a mis pobres hijos les vendrán más desgracias, más miseria y angustia.  No porque la Divinidad Eterna lo quiere, sino por el abandono de los hombres que como fieras andan en los montes pestilentes del pecado. Porque la falta de oración personal y espiritual, ha dejado un campo abierto para que el mundo entre por todas las áreas posibles.  No te dejes menguar, habla de mi advocación con tu idioma humilde. 

El Espíritu Santo les dará el don del entendimiento a los que estén contigo.  Porque si alguien niega que estuve a tu lado, aquí en tu país como la Santificadora de ti y de tu prójimo, también me negará como la Inmaculada Concepción, porque son dos gracias que Dios me ha concedido y que quieren decir lo mismo, en su orden.

Dadme muchos Rosarios a mi nueva advocación, pidiendo la santificación de los pecadores.  No  enviaré  nada personal; espiritual, todo lo que me pidan, en nombre de mi Amado Jesucristo.

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