Transcripción del Mensaje:
Ferderico (F): No importa que el cielo esté
así oscuro, la presencia de Ella está aquí.
Madre: ¡Cuánto hacía Santificadora!.
Pidan, pídanle a Ella.
Siéntense. Ahí está. Madre,
después de esperarte tantos años Santificadora, has vuelto a mí. He cumplido todo lo que me has dicho, pero me
faltan fuerzas para seguir viviendo.
Ahora, ¿Qué vienes a pedirme, Santificadora?.
Madre: Mira a
tus hijos y cumple tu promesa, la promesa que me hiciste hace 20 años en este
mismo mes. Santificadora, siembra en
cada uno de ellos todo lo que ellos necesitan. Santificadora, entonces déjame pedirte un favor para que este testimonio
de tu aparición sea vivido a través de los tiempos: Déjame repetir lo que tú
dices para que se cumpla el mensaje y todo el mundo lo escuche.
María Santificadora (M.S): Hijo: ¿Qué has
hecho?. La misión que Yo te dí, la has
cumplido. Pero Yo quiero saber de ti.
F: ¿Qué
quieres de mí, Santificadora?. Tú me
dijiste hace 20 años que fuera a buscar un sacerdote para que me enseñara a
conocer a Cristo, y este es el momento que no lo he hallado. Mi Cristo son las
Santas Escrituras, las cuales me han hecho y han hecho todo lo que tu
escogiste: Un pueblo piadoso a YAVÉ, mi Padre Celestial.
M.S: ¿Cómo te han tratado?.
F: Madre mía,
he sufrido toda clase de persecuciones y de chismes, me han involucrado en cuantas
cosas quiere la humanidad colocarme encima.
Dime Madre: ¿Qué he de hacer entonces?. Yo no me doblegaré porque tú me
lo dijiste: Que me guiaba la fuerza del Espíritu Santo, y que recibía los
consejos tuyos en todo momento. Eso he recibido de ti.
M.S: Hijo mío, no le temas a los hombres, pues
ellos siempre hacen las cosas que ellos quieren. Son soberbios y llenos de envidia, pero
créele a tu obispo y sigue todos los caminos que Yo te he enseñado.
No volveré a este lugar donde me aparecí tantas
veces porque eso se lo han llevado todo
los vendedores, y se han posesionado del Lugar Santo donde Yo tantas veces
hablé contigo y con mis hijos hace 21 años. De ahora en adelante dile a mis hijos que aquí
estoy en medio de todos los peregrinos,
y allí me apareceré siempre, y
verás mi rostro, y verás a mi Hijo pequeño.
Allí repartiré bendiciones a todos, y les concederé todo lo que fue de
mi promesa.
F:
Santificadora: ¿Qué tienen que hacer ellos para salvarse?.
M.S: Hijo mío, aquí he cubierto todo. El Cielo
lo he traído para este lugar. No se ven sino tinieblas como las tinieblas que
se ven en los ojos de los hombres y en sus corazones. Ya no temen a YAVÉ. El mundo se ha vuelto
fratricida y se matan mis hijos unos con otros.
Decidle a cada uno de éstos que están aquí en este lugar de mi Santuario
que teman a YAVÉ, pero con amor, y que teman al pecado. Que es el amor de Dios en el cual Él se
satisface para todos los que se
arrepienten.
F: ¿Qué más
tengo qué hacer?.
MS: Hijo mío, por todo este mundo están diciendo
que éste es el último año en que será el fin del mundo - el fin de los tiempos - , que Dios lo ha
escrito en el Reino de los Cielos.
Pero habla y diles que todo es mentira y engaño
de los materialistas y de los que no creen en el Espíritu Santo y en la Santísima
Trinidad.
Diles que escuchen la orden que Yo os doy: El día 7 de junio lo consagrarán a YAVÉ mí
Padre, el que Yo te dije que te enseñaría, y que enseñaras a todos mis
hijos. Y el día 7 de julio harán lo
mismo: Santificarán ese día y entregarán todas las cosas a Dios, todas sus
pertenencias las entregarán para que Dios siga administrando las posesiones que
Dios les ha dado. El 7 de diciembre
también adorarás al Dios Padre Todopoderoso y ese día haré Gloria en el Nombre
de mí Padre, pues todo lo he hecho en Nombre de Dios, nunca lo he hecho en
nombre de la Esclava del Señor.
Yo soy la paciente de Dios y Dios me ha dado atribuciones para hacer cosas como
las que Él hace, pues desde un principio Dios me dio - como en el tiempo de Israel - y vine a este mundo para llevar en mi vientre
el Santo de Israel. Le he dado a Dios y
Él me ha dado gracias y poder. Yo no
ando nunca sola ni Él tampoco anda nunca solo. Siempre estamos los dos juntos.
Así que en este día no se asusten que se ponga a
oscuras. En este día está el Cristo, mi
Amado, y el Señor - mi Padre Celestial - en medio del Espíritu Santo dando
bendiciones a estos peregrinos, hijos
que yo les he señalado por los labios tuyos. Que has entregado el Evangelio
diferente a todos los demás y has dado a
conocer a mi Padre YAVÉ, lo has pintado
con tu mente y con tu sabiduría como realmente debiera de ser en este mundo. Pero bien sabes que el Espíritu es Espíritu,
y ése está junto de ustedes. Ahora
quiero que cada uno de mis hijos los peregrinos, le pidan todo lo que necesitan porque hoy se
empezará el día de la consagración de YAVÉ, en esta fecha memorable. Les pido hijos amados que amen a mi Creador. Pedidle y Pedidme.
F: Ella dice
que pidan. Pedidle siervos de Dios, dice
la Virgen María.
M.S: Diles que cada uno de ellos son mis
siervos, que cada uno de ellos hoy íntimamente son más hijos y Yo más Madre:
Les daré todo lo que ellos necesitan.
F: Madre, qué
linda y resplandeciente has venido en este día para cumplir el relato del
tercer mensaje de hace 20 años, donde tú decías que los hombres siembran y
siembran, pero no conocen la semilla que
sembraron. Y hoy
vienes a sembrar tú, Madre, como
has sembrado todos estos 20 años tus hijos llenos de piedad y de amor.
¡Llénense de
las gracias!. Madre bendita, Reina del Cielo y de la tierra. !Levantad las
manos los que estáis arriba, y los que estáis arriba miren hacia abajo
porque Ella está aquí en el centro, miren hacia acá. Bienaventurada eres
Santificadora y bendita eres entre todas las mujeres. Bienaventurada
Madre. Bienaventurados sean todos estos
hijos tuyos. Llénalos de amor. No me dejaste hacer nada porque todo lo querías
para ti y así era que tú querías.
Dice la
Santificadora del Cielo que no tengan temor ni sean cobardes, que se levante la
persona que yo diga y con un trapito o algo en la mano se haga ver. ¡Hoy se
cumple uno de los evangelios!. Hay una señora que tiene hemorragia. Levante la mano que la va a sanar el Señor y
la Virgen, rápido. ¿Entendieron?: Una señora que tiene hemorragia y de antemano
el Señor la va a sanar, hágase ver, agite
un trapito. Véanla, allí
está, gracias a Dios, qué
alegría. !Que novelería!. ¿Y todos van a dejar de ver a la Virgen por
ver una hemorroisa?. ¡Ese es el cambio que hace el mundo!.
Madre: Ya tú
ves que es un pueblo difícil, bien difícil es la fe. Todas las apariencias humanas se cobijan, pero las apariciones de
tu Espíritu parece que no existieran.
Ahora te pido Madre que me des un poco de descanso, has acabado con mis
fuerzas. Santificadora, abre un poco
para que venga más luz hacia ellos y ahora vuelve Santificadora, te posas
encima de los arboles como las golondrinas.
Madre bendita, eres Inmaculada y siempre bella. ¿Cómo he de seguirte llamando ahora después de
20 años de transición por este mundo, Santificadora?
M.S: Hijo mío, me llamarás siempre la
Madre Santificadora de los hombres, pues El Santificado estuvo en Mí. Por ello, fui la Santificadora. No hay ninguna duda de que si el Santo de los
Santos habitó en mí, Yo sea el Tabernáculo Santo donde el Santo de los Santos
vino al mundo. Llámame así. Después de la Inmaculada, seré para siempre la Santificadora de
todos mis hijos.
F: Ella,
escuchen hermanos, oremos, miren hacia arriba (Dios te salve..) Escuchadla.
M.S: Diles a todos estos hijos que hoy los
llenaré de bendiciones y de gracias, que los que están enfermos y han creído en
la aparición de la Sierva del Altísimo, se sanarán. Que todos aquellos que temen al Padre Eterno,
se salvarán. Que el día de su muerte,
vendré Yo y los llevaré en mis brazos y entregárselos he a mi Amado el Cristo
Jesús, y tú fortalecido quedarás más todavía.
La envidia del hombre ha carcomido sus entrañas. Pero a ti te daré más fortaleza y más poder,
pues así Moisés anduvo 20 años en el desierto cuando ya había cumplido la
promesa de sacar a Israel de la esclavitud, así también hoy tocaré tu mano, tu
hombro y tu boca, tocaré tu corazón y te daré fortaleza para soportar todo lo
que hablen y digan de ti, y las envidias no llegarán a ti. Porque jamás te derrumbarán con nada. A mis
hijas y a estos mis hijos que están en este lugar, benditos sean y reciban mis bendiciones. Pero aquellos que han hecho negocio de mi
Santuario no recibirán nada ni tendrán cuentas conmigo.
F: Madre, y a
tus hijas las Esclavas de María. Ya me diste a mí todo lo que tú has querido, y
ellas necesitan tu fortaleza y tu gracia y tus bendiciones. Se han hecho esclavas tuyas y se han encerrado en cuatro paredes en
el convento, y han entregado todo lo que tenían y se han abandonado a sí mismas
para entregarse a ti y a tu Hijo.
M.S: Hijo, dile a mis amadas hijas que esclavas
serán en este mundo, perseguidas serán también como tú, pero allá en el Cielo
serán las libres santas de las santas. Y
a tu Madre, a ésta tu Madre que te
habla, conságrate todos los días más a Ella, así te hablen que tienes
que entregarte primero a mi Hijo. Están
muy engañados, pues siempre el que viene a mí, yo lo llevaré a mi Hijo, y el
que viene a mi Hijo, yo lo atraeré a mí.
Y así como me he reunido en estas sombras, también llego a ellos para tocarlos con mi
manto de velo, y la nube de Dios ha bajado de las alturas del Cielo.
F:
Arrodíllense. ¿No temen a Dios?. Sólo quiere probarlos. Tócalos Madre y úngelos
para que crean más en ti.
M.S: Hijo mío, dile a la que llaman madre de las
Esclavas de María Santificadora, que es mi Nombre, que la consagraré todos los
días más a YAVÉ, le daré más gracias en el amor de Cristo y del Espíritu Santo.
Llegaré a ella con todos los santos en mi compañía, le daré el don de la fortaleza, entendimiento y la sabiduría
para conducir con rienda firme, alegre y
llena de amor a cada una de mis hijas, las religiosas.
Y a estas hijas mías, las que he llamado para mi
servicio, las promesas que tú les hiciste hace poco que un día vendría a cada
una de ellas, yo las cumpliré. Así como
se esconde el sol en el mundo ante este pequeño pedazo de tierra que está en
las manos de mi Padre, así cumpliré todas mis promesas que he hecho desde el
año 1976.
F: Baja más
Madre, llega a ellos para que ese Niño Amado nos bendiga con su sonrisa y su
ternura. ¡Cielos: Reciban la bendición
del Niño, bendigan al Niño bendito de
Dios!. Padre hecho Niño, gracias por tus
bendiciones. Sonríete ante estos hijos pecadores y bórrales el pecado, pues me
has colocado como intercesor de ellos y me llaman loco, Santificadora, como
llamaron a los apóstoles y como te
llamaron a ti Niño Jesús: «El loco de los tiempos de Israel».
Ahora deja
que esta locura tonta de los santos llegue a ellos y los cubra más con tu santo
velo, toca a los sordos, toca a los ciegos, toca a todos los enfermos.
Pídanle,
hablen. Mira que la naturaleza se ha
cambiado en este día toda. ¿No tienen
con eso, qué más quieren ver?. Ahora no
más. Ya los curaste Madre, ¡qué linda eres!.
Mira a tus hijos: Están viendo la gracia tuya, los cobijas por todos los
lugares, qué linda eres Santificadora, no te vayas todavía. Dios te salve
María, llena eres de gracia...
¡Gloria a ti
Padre, Gloria a YAVÉ, gracias a ti Dios de los Cielos. Gloria a ti el Santo de Israel. Gloria a ti Señor Jesucristo, hecho Dios en
los profetas. Gloria a ti Padre en la transfiguración
de tu Hijo. Gloria a ti Padre por
aquella visita que le hiciste a Moisés y a Elías. Gracias a ti bienaventurada Virgen María por
las apariciones que les has hecho a los pobres y humildes!. Gracias a ti Padre Santo por los que no creen
en ti ni guardan tus mandamientos, perdónales Padre Santo.
Y tú, Madre
bendita, a todos aquellos que dicen que tú para qué te apareces a este mundo, y
que es mentira, perdónales y aparécete a ellos en el Reino de los Cielos. Pero te pido Madre, repréndelos, por incrédulos, así como reprendió el Hijo
tuyo a Tomás. Así reprende a aquellos
incrédulos hijos tuyos que desvirtúan la Gloria de Dios y de María, las
alabanzas del Padre en los hijos de estos peregrinos que están viendo hoy con
presencia espiritual a esta Madre bendita.
Todo es
calma, todo es silencio, todo calla,
todo en este
mundo para ti Madre bendita. Ahí te entrego a todos estos hijos en este
evangelio que tú has proclamado en este día de hoy de acuerdo con tus mandatos
y con tu voluntad.
M.S: Hijos, levanten las manos porque soy Yo,
María la Santificadora. Yo os bendigo.
Levanten las manos y levanten el alma y vuestro espíritu para que este día los
cobije más y más con mis bienaventuranzas.
F: La nube
del cielo se ha levantado, pero ha dejado caer la neblina. Has dejado caer la Bienaventuranza tuya y el
Cielo de Dios se revive por tu amor y por tu gracia. Gracias a ti Bienaventurada Virgen Santísima
por todas estas manitos que vas tocando tú a cada rato. Tócales sus dedos,
sánalos y purifícalos en su alma, y que este día quede escrito en la
historia. Madre: ¿Qué quieres que haga
yo por ti?.
M.S: Decidle a mis hijos que levanten
más las manos, que dejen esa pereza y no las dejen caer. Así como Moisés estuvo mucho tiempo con las
manos levantadas para poder
ganar las batallas que
Dios le había prometido, así que todos estos mis hijos levanten las manos para
Yo tocarlas, lleven paz y felicidad a sus hogares para que esta visita sea
reemplazada más que miles de oraciones.
Porque mi presencia y mi manto llegará a ellos y
quedará en su recuerdo para siempre, y sus almas serán santas. Yo las atenderé en el último día así como lo
había prometido desde un principio cuando Yo aparecí. Y hoy 7 de junio dirás que transcriban todo
lo que Yo he dicho y que lo repartan voluntariamente a cada uno de estos que se
han congregado en el día de hoy, para que lo guarden como una oración santa y
repitan la oración que voy a elevar a
Dios mi Padre y al Señor en Cristo:
- Bienaventurados
sean todos vosotros los que han creído que la Madre de Dios es con vosotros.
Bienaventurados vosotros los hijos de los pobres porque creen en la humildad de
la Esclava, de la Virgen. Bienaventurados todos vosotros que creen que le he
dado a mi Madre todas las bienaventuranzas del Cielo y de la tierra.
Bienaventurados todos vosotros que creen y guardan justicia y no se dejan
intimidar por aquellos incrédulos y
falsos profetas. Bienaventurados todos
vosotros porque de ustedes es el Reino
de los Cielos y buscan el amor que Yo os
otorgo todos los días. Bienaventurados sean todos vosotros porque reciben la bendición de mi Padre en
sus espíritus y sus almas serán santas.
Bienaventurados
los prodigios que hace mi Padre en el Nombre de su Hijo el Cristo.
Bienaventurados los que creen que por mi sangre serán salvados. Bienaventurados
todos los que creen que porque fuí elevado a las alturas de una Cruz ha sido
para recibirlos a todos y darles la
libertad, encadenar al demonio y abrirles las puertas del Cielo. Bienaventurados todos los que oran por mi
santo hombro porque fue el que más me martirizó cuando fuí hacia el calvario a
entregar mi vida por todos mis hijos.
Bienaventurados sean todos vosotros hijos de mi Amado Padre.
Yo el Ángel de Dios os digo: El Cristo Amado que
nunca deja a su Madre está aquí, créanlo
quien lo crea. El que lo desvirtúe tendrá puertas muy ajustadas,
difíciles para entrar. Pero el que le
haga entrega amorosa a Dios, las puertas del Cielo se abrirán más grandes que
estadios y praderas para que todos entren y sean glorificados en el Nombre de
mi. Yo os bendigo en el Nombre del Padre, en el Nombre mío, en el Nombre del
Espíritu Santo y en el Nombre de mi
Madre.
En el Nombre de mi Dios YAVÉ os bendigo para
siempre, en Nombre de este Hijo de Dios que obró en la sinagoga portentos, en el Nombre del Espíritu Santo
que los fortalece y los llena de gozo y siempre con ustedes, en el Nombre de mi
Madre.
F: Ahora
Madre, bendice tú a tus hijos, tócalos
Madre, tócalos Madre, tócalos.
M.S: En el Nombre de mi Padre, en el Nombre de
mi Hijo y en el Nombre del Espíritu, descienda sobre vosotros y reciban todo lo
que Yo os he dado. Gloria ángeles y santos, tronos del Cielo, santuarios
celestiales, ejércitos míos, vengan y bendigan, y os liberen de las cadenas del demonio, les dé la consagración y les dé
la luz perpetua para que cada uno de ustedes vean la luz del Espíritu de mi
Padre y el rostro de Dios sea con todos ustedes.
F: ¿Donde
estás? No te vayas Madre. Mira que no
tengo alientos, mis fuerzas se consumen y mis huesos se dilatan y mi corazón
golpea fuerte, y sabes que estoy enfermo de él.
M.S: Hijo mío:
No morirás de tu corazón. Tu corazón será el que lleva
aquí tantas almas al Reino de los Cielos. Morirás de amor: Ese es tu fin.
F: Madre
Bendita: Bendíceme Santificadora. En tus
manos encomiendo mi espíritu y a ti me entrego
con todo lo que soy. Bendita
seas, déjame y préstame esta mano Madre para yo compartir la bendición tuya
para tus hijos. Que yo la dirija, ya que ellos no vieron tu mano ni la mano de
mi Padre ni del Cristo. Que ellos vean la
tuya en la mía.
M.S: En el Nombre
del Padre, en el Nombre de mi Hijo, en el Nombre del Espíritu Santo, en el Nombre
de la Virgen María.
F: Gracias Madre. ¿Dónde estás?. Se ha ido.
Estoy rendido. Yo me voy, pero aquí queda María. La Santísima Trinidad está con
ustedes. Quédense aquí como Ella lo ha dicho: Hoy 7 de junio, julio 7 y
diciembre 7 entréguense a Ella y a Él.
No se vayan. No la dejen sola, yo me voy porque no tengo fuerzas: Ella me las ha quitado.
Gracias madre santificadora, madre santa que intercedes por todos pobres pecadores, !!!te amo!! te amo tanto !! que mi corazón se llena de gozo al saberte tan cerca de todos pobres pecadores, miranos con compasión y no nos dejes madre santa.
ResponderEliminarMamita María Santísima, saname de estas enfermedades, ayúdame con la recuperación de la cirugía,con el trabajo en mi familia, para que no falte el sustento, pagar las deudas y mi familia se hacerque más a ti y a la santísima Trinidad, cubrenos con una gotita de la sangre de Cristo ,acrecenta, nta fe,amén
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